EL DOCTOR
JULIO ALBERTO LOPERA QUIROGA
1925 - 2012
EL DOCTOR JULIO ALBERTO LOPERA QUIROGA
Doctor Jesús Baldomero Valdez Herrera
AN. Academia Nacional de Medicina
Es
un verdadero honor homenajear al Doctor Julio Alberto Lopera Quiroga. Hablo en
tiempo presente porque precisamente ese es el sentimiento que anima, estoy
completamente seguro, a los que fuimos sus discípulos, sus amigos y a sus
queridos familiares, además de sus innumerables pacientes y gente anónima que
siempre sintió por él una real admiración. ¿Por qué en tiempo presente? Porque
se tiene la rara sensación de que él está alrededor nuestro recordándonos sus valiosas e inolvidables enseñanzas, con
su rostro risueño y bondadoso, la actitud del hombre generoso en todo los
momentos del día, ese autoridad y señorío del verdadero maestro que estaba
contento cuando sus alumnos aprendían, con la observación minuciosa de cada
detalle que podría, por más pequeño que sea, ayudar al esclarecimiento diagnóstico
de las enfermedades de los pacientes y que estos se sintieran contentos y
felices de ser atendidos por un ser humano.
Mucho
admiré en él no solamente el inmenso caudal de sus conocimientos médicos sino también
las secuencias deductivas de un determinado problema médico de diagnóstico, que
obligaba con toda seguridad a que debería estar el estudiante de medicina y el
médico en general en una alerta constante de pensar y saber pensar, que es algo
tan difícil en la gran mayoría de nosotros los profesionales médicos.
Era
muy desprendido en los consejos en lo que se refiere a cuales serían los
mejores libros para estudiar, cuales las mejores revistas médicas a revisarse y
cuáles eran los artículos sobre las enfermedades que llevarían a una consolidación de los conocimientos no
solo de los estudiantes sino de la infinidad de profesionales jóvenes y también
de todas las edades que lo acompañaban y que asistían a sus sumamente provechosas
conversaciones, clases y conferencias de Medicina, como eran en ese entonces
por ejemplo la visita médica en los servicios de hospitalización del entonces
Hospital General de Arequipa, las revisiones de temas de enseñanza médica, los
“clubes de revistas” los famosos Conversatorios Departamentales de los días
sábados de cada semana a través de los cuales había una sana competencia entre
los otros dos Servicios de Medicina, que eran grandes Servicios, y en las
cuales había profesionales de primera calidad, que junto al Dr. Lopera “inclusive
cuando no hablaban”, estaban enseñando, tal era la prestancia y alcurnia a la
cual pertenecía el Dr. Julio Lopera Quiroga.
El
Dr. Julio Lopera Quiroga se graduó en la Universidad Mayor de San Marcos en el
año de 1954 y presentó una tesis que se denominó “Primeros casos en el Perú
operados de Tetralogía de Fallot”. Pertenecía a la promoción médica de la
Facultad de Medicina de San Fernando del año de 1953 que terminaron sus
estudios el día 31 de marzo de 1954, promoción que llevo el nombre de Miguel
Cervelli, en homenaje a uno de sus distinguidos profesores, junto a 317
egresados, de los cuales doce tuvieron la suerte de ser arequipeños o
desempeñar la Medicina en Arequipa, aun siendo de otros lugares del Perú.
Por
supuesto el Dr. Julio Lopera también se desempeñó profesionalmente en la ciudad
de Lima, trabajando en los hospitales Arzobispo Loayza y del Niño, para luego a su regreso a Arequipa,
después del año de 1955, laborar en el Hospital Goyeneche en las Salas de
Medicina, tanto de hombres como de mujeres, para luego del terremoto de 1960,
que marca un hito por los profundos cambios administrativos, de
descentralización y contemplación visionaria de las autoridades de la ciudad y
del departamento de Arequipa, de ese entonces, no pueden dejar de haber cambios
radicales en la atención de la salud, pero con una visión verdaderamente
progresista como es el caso de la entrada en funcionamiento del Hospital
General Honorio Delgado y el afianzamiento de la enseñanza en la recientemente
creada Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de San Agustín. El Dr.
Lopera es un privilegiado actor en estas circunstancias, junto a otros
profesionales muy distinguidos que llevan por estricto y riguroso concurso a
conformar el selecto Cuerpo Médico del Hospital General de Arequipa, para luego
en el año de 1961 iniciar su exitosa carrera de docencia desde la categoría de
Jefe de Prácticas de Medicina hasta llegar a Profesor Principal y Jefe del
Departamento de Medicina, cargos que no hacen sino enaltecerlo aún más,
elevando la calidad y prestigio de todas las instancias que participó.
Sería
muy largo enumerar todas las distinciones y reconocimientos que merecieron sus
actividades médicas, de enseñanza, de investigación y del progreso que llevo a
la medicina arequipeña con su sola presencia, actividades y actitudes. Fue
fundador y presidente de muchas Sociedades Médicas, de asociaciones gremiales y
deontológicas como es el caso de su liderazgo por elección en el Colegio Médico
del Perú o sus bellos discursos como ocurre en el Discurso de Orden del Colegio
Médico del Perú por el Día de la Medicina Peruana en octubre del año 2010 en la
ciudad de Lima, excepcional homenaje de un Colegio al Dr. Lopera ya que es el
primer profesional médico de fuera de Lima en acceder a este honor. Al haber sido Miembro Honorario de muchas y
diversas sociedades médicas y Profesor
Emérito de la Universidad Nacional de San Agustín y Académico Honorario de la
Academia Nacional de Medicina, culmina una serie de homenajes y muy merecidos de
reconocimiento a este excepcional profesional.
Conocí
al Dr. Lopera en el año de 1964 cuando era yo estudiante del tercer año de
medicina en la Universidade Federal do Rio Grande do Sul en Porto Alegre, en
Brasil y mucho me llamó la atención al ver en él no solamente a un hombre
afectuoso, a un médico estudioso y a un clínico de elaboración deductiva
privilegiada, que junto a los otros médicos que lo acompañaban, provocaron en
mi persona una profunda admiración y respeto que con el correr de los años se
convirtió en una sincera amistad sin
perder él nunca esa calidad de hombre bueno y generoso. Esa sencillez lo lleva
precisamente a ser autor de libros como El Manual de Semiología en Quechua que
a mi manera de pensar no es sino una demostración del profundo amor que sentía
por el Perú y su gente humilde, o también de ser el coautor del Libro de
Semiología Medica del año 2000, siendo el texto oficial de este curso en la
Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de San Agustín.
Nació
el Dr. Lopera el día 19 de mayo de 1925 en la bella hacienda de Buena Vista
cerca de Ayaviri en el departamento de Puno, y fueron sus padres Don Alberto
Lopera Barra y la Sra. Julia Quiroga Macedo de Lopera. Tuvo la suerte de
conocer y luego casarse con la Sra. Teresita Quintanilla Paulet y tuvieron la
dicha de que ese hogar fuera adornado con sus queridos hijos Julio, María
Teresa, Pilar y Alejandra, todos ellos profesionales, sea en la rama de la
medicina, de la administración, o del bello arte de la música y creación musical,
que no dicen sino del elevado espíritu de los herederos del legado del Dr.
Lopera y su distinguida esposa.
En
el año de 2007 cuando ingresé como Académico Asociado a la muy prestigiosa
Academia Nacional de Medicina, en las palabras que ofrecí como agradecimiento
de acuerdo al protocolo de la ceremonia de ese entonces, estuvieron
presentes el Dr. Eduardo A. Pretell
Zárate, Presidente de la Academia y el Dr. Alberto Ramírez Ramos, Secretario
Permanente y al referirme al Dr. Julio Lopera Quiroga, quien era el Coordinador
en Arequipa de la Academia Nacional de Medicina, dije lo siguiente “El Dr.
Julio Lopera Quiroga es el Coordinador de la Academia en la Ciudad de Arequipa.
Es un Señor. Es un Señor Profesor y la decencia y conocimientos, así como su
generosidad que siempre lo han adornado, es algo que me lleva al más genuino
respeto y admiración a persona tan distinguida, y el afán, de que sus numerosos
alumnos desperdigados por todo el mundo se superen, que sean unos buenos
profesionales y mejores personas, dice mucho de los desprendido y bondadoso que
es”.
La
medicina ha adelantado muchísimo y está en constante progreso y el
aparecimiento de nuevos e impensables métodos diagnósticos y de tratamiento,
aunados al conocimiento y manipulación genética no siempre exenta de peligros y
tentaciones, no nos hacen sino recordar que el médico amigo, tierno y cariñoso,
es imprescindible e indispensable en esta sociedad cada vez más fría y
deshumanizada; ese médico que ponga la mano sobre el hombro de su paciente, que
le brinde una sonrisa y se compadezca y perciba con afecto y calidez el dolor
ajeno, ese médico está cada vez más difícil de ser encontrado. Aldous Huxley
por algo decía en el año de 1963, “que tanto ha avanzado la Medina y la
Tecnología que ya no existe el hombre sano”.
Este
es el legado principal del Dr. Julio Alberto Lopera Quiroga.
Arequipa
26 de junio de 2016.
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